Tucumán no deja de dar sorpresas, luego del caos de la interna presidencial, que termina con la designación del aún gobernador Juan Manzur, como Jefe de Gabinete. Abrió un nuevo capítulo en la interna provincial, que parecía resuelta con las PASO. Esta vez es por la sucesión.
La crisis institucional del Gobierno Nacional, se extendió a la provincia de Tucumán. Si bien en las PASO se notó claramente las internas políticas tucumanas, no era de dudar que se resolverían puertas adentro. Pero ahora Buenos Aires se instaló en Tucumán y generó un conflicto aún mayor y donde todos escriben desde CABA, al estilo de dimes y diretes políticos con versiones y rumores diversos.
Constitucionalmente, siempre a un gobernador, le sigue un vicegobernador. Pero aquí se juega la gobernabilidad, la legitimidad y el espacio de cada funcionario y dirigente que se solventa en la existencia de Juan Manzur. Sin embargo, un aparentemente derrotado, Osvaldo Jaldo vuelve a tomar protagonismo.
Hasta el mismo Alberto Fernández lo habría llamado, para pedirle que fuera el presidente del Banco Nación, y él agradeció el llamado y al parecer le respondió que no lo tomaba como un pedido de ayuda sino para sacarlo de la escena en la provincia de Tucumán, por lo que no acepto el puesto.
Pero fuera de este círculo, Jaldo es un hombre de campo, un político territorial de raza. Recién en el 2019 comenzó a usar whatsapp, se resistía a la tecnología prefiere lo antiguo. Es cero lobbista, adopto la vieja política en elecciones con reparto de bolsones, con dinero por cada comuna y delegado.
Pero sobre todo se cansó de ser siempre el segundo. Fue vice de José Alperovich y Vice de Manzur. Después de medirse en la última elección, le hicieron creer que es realmente una segunda fuerza dentro del justicialismo. Sin son dos fuerzas internas del mismo partido que se miden y una gana, el otro, pierde; no es segunda fuerza. Si bien tuvo más de 240 mil votos, los debería capitalizar de otra manera. Claro que si tuviera un buen asesor y estratega de situaciones de crisis, neutral, seguramente le aconsejaría, que asuma y demuestre que puede ser un excelente gobernador y haga todo lo contrario a lo que pensaba hacer, es decir no siguiendo los consejos de su mesa chica descripta anteriormente.
En lugar de destruir lo positivo, construir sobre eso; en lugar de despedir al gabinete de Manzur, pedirles apoyo y salir adelante en este duro momento y abocarse a tratar los temas importantes que le inquietan a la sociedad como la baja de impuestos (Tucumán es la provincia con más altos impuestos del país), dar una clara y real asistencia a la clase media emprendedora, Pymes, es decir demostrar que puede considerar a los tucumanos como su prioridad. Pero cuidado, los funcionarios con los que debe estrechar lazos, no deben pasar de ser de Manzur a Jaldo, sino de Tucumán. Y también sugiero que debería viajar a Buenos Aires para estrechar lazos como la nueva cabeza tucumana interina. En síntesis, se esperaría que reine la mesura, que sea un conciliador. Esta crisis institucional son oportunidades, para Manzur a nivel nacional, para Jaldo a nivel provincial y porque no para ser beneficiados los tucumanos.