
José Luis Espert es un reconocido economista argentino. Cuenta con una formación académica admirable: es doctor y Máster en Economía de la Universidad del CEMA (UCEMA), Máster en Estadística de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y Licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA); según consta en su propia página web (https://espert.com.ar). Tomó la decisión de intervenir en política en el año 2019, cuando fue candidato a presidente. Aunque tuvo un rendimiento electoral que se ubicó lejos de las expectativas previas, hoy es un firme referente político del liberalismo en Argentina. Todo lleva a pensar que será candidato, nuevamente, en las elecciones de medio término del año 2021. Su figura genera posiciones encontradas dentro del electorado.
Espert tiene aciertos y errores por igual, más allá de la opinión colectiva que exponen sus partidarios en redes sociales, sobre todo en Twitter. Su visión descriptiva y analítica sobre el aspecto económico del país (pasado y actual), es totalmente certera. Allí, no hay nada negativo por señalar. Incluso, sus propuestas políticas son excelentes. Básicamente, porque son las mejoras que deben implementase en múltiples ámbitos de la realidad nacional para generar los cambios anhelados por una gran parte de la ciudadanía. Sin embargo, esas proposiciones poseen una característica casi inadvertida: en su gran mayoría, en caso de ser aplicadas no serán capaces de arrojar resultados concretos dentro de un solo periodo presidencial de 4 años. ¿Cuántas personas sabían esto?
En un documento publicado en su página web, titulado “Plataforma electoral”, se afirma en sus primeros párrafos: “La magnitud de las reformas necesarias resultara evidente con la lectura de este documento y no será tarea para un solo periodo de gobierno. También es evidente que el avance de las reformas tendrá que producirse coordinadamente en todos los frentes. La velocidad y la forma que tomara esa coordinación de reformas simultaneas será un tema permanente durante la gestión de gobierno de Despertar”. Posición argumental que se refuerza cuando se analiza el ámbito educativo. Sobre esto último, se expresa en dicho texto: “Llevara más de una década revertir la destrucción del sistema educativo, si empezáramos ahora”.
Es decir, las propuestas políticas de Espert deben ser aplicadas en un proceso de mediano a largo plazo. Necesitan de dos o tres periodos presidenciales consecutivos de trabajo. Aspecto que choca con el entendimiento político cortoplacista que predomina en Argentina, desde hace décadas. A partir de aquí, el análisis comienza a complejizarse debido a una cuestión central, de verdadera relevancia: ¿cuál sería el costo político y social que implicaría la implementación de cada una de esas proyecciones? Para determinarlo, conviene repasar algunas de las propuestas de campañas del economista. Por ejemplo:
- Reforma Laboral.Incluye modificar 4 leyes: Ley 14.250 (Convenio Colectivo de Trabaja); Ley 18.610 (De Obras sociales); Ley 20.744 (De Contrato de Trabajo) y Ley 23.551 (De Asociaciones Sindicales).
- Reforma de la Administración del Estado. “Reducir el empleo estatal en 1,5 millones de personas”, según consta en el documento de propuestas de campaña. Dicha reducción se haría de forma gradual, en un periodo estimado de 3 años.
- Limitar el derecho a huelga en cualquier actividad, no siendo pagos los días de huelga.
- Limitar a un mínimo excepcional de huelgas generales, que siempre tienen motivaciones políticas.
- Empleados estatales y de servicios esenciales privatizados no tendrán derecho a huelga.
- Eliminar aportes obligatorios de trabajadores a sindicatos. Transformando ello en aportes voluntarios.
- Eliminar la afiliación obligatoria a sindicatos.
- Prohibir las reelecciones continuas de sindicalistas.
- Eliminar o limitar el derecho a huelga docente, pública o privada, declarando a la educación servicio público esencial.
- Modificar estatuto docente.
- Terminar con el manejo de las obras sociales por parte de los sindicatos.
Aquí surge un segundo punto conflictivo: confrontación directa con sindicatos y gremios. Y, a partir de este último punto, emerge un tercer aspecto complejo: enfrentamiento directo con el peronismo, quien tiene enorme influencia sindical y gremial. Todo este panorama, muy poco advertido por muchos entusiastas seguidores del candidato Liberal, conduce obligadamente a la formulación de preguntas pertinentes y necesarias. ¿Cómo planea sortear Espert tantos obstáculos en la búsqueda de su objetivo de transformación y no fracasar en sus intentos? ¿Sabe cómo construir el capital político necesario en el cual respaldarse para realizar su tarea? ¿Además de propuestas interesantes, tiene también un plan de acción que explique cómo aplicar de manera contundente todos los cambios proyectados?
Seguramente, habrá quienes crean advertir algún nivel de escepticismo o resignación por el planteo expuesto. Sin embargo, no hay que perder de vista algo importante: para ser exitosa, toda planificación necesita de un análisis real del contexto social e histórico sobre el cual se desea trabajar. Y el contexto político argentino indica que para aplicar transformaciones similares a las deseadas por Espert se requiere de un gran apoyo parlamentario. Y aquí surge el cuarto punto conflictivo: desde el retorno de la democracia en 1983, solo durante tres periodos el PJ no tuvo mayoría en la Cámara de Diputados, siendo ello propiedad de la UCR (1983 – 1985; 1985 – 1987)* y La Alianza (1999 – 2001)*. En el resto de las etapas tuvo mayoría en el ámbito legislativo (1987 a 1997 y 2001 a 2009) o, en su defecto, retuvo la primera minoría en la cámara. Es decir, para revertir dicho predominio histórico del PJ, una fuerza no peronista debería triunfar electoralmente en la mayor parte del país. Incluso, en bastiones feudales peronistas, como provincias y municipios. Pregunta obligada: ¿Tiene Espert la estructura política para aspirar a lograr un rotundo éxito con esas características?
Políticamente, lo que propone Espert es pertinente y necesario. No obstante, se enfrenta a dos obstáculos enormes: sus medidas no tendrán resultados en el corto plazo y requieren de un amplio consenso y apoyo político de otras fuerzas para ser aplicadas finalmente. ¿Estaría dispuesto el PJ a apoyar cambios como los mencionados anteriormente? El quinto punto conflictivo corresponde al propio candidato Liberal: ¿Por qué nunca explicó el costado dificultoso de su batería de propuestas de gobierno? Dijo que había que hacer, pero nunca expuso los desafíos que tendría que sortear. Curioso.
Información extraída de la cuenta de Twitter del diputado Fernando Iglesias.