
En el mes de marzo de 2015, Marcelo Bonelli brindó un adelanto informativo importante: Cristina Fernández de Kirchner preparaba un Plan “Bomba” para perjudicar a quien fuera a sucederla en la presidencia del país. La primicia brindada por el periodista fue confirmada tiempo después. Primero, en marzo de 2016, lo hizo el informe de gestión publicado por el Gobierno de Cambiemos, titulado “El estado del Estado”. Luego, fue la propia Cristina quien lo confirmó en una escucha judicial donde hablaba con Oscar Parrilli sobre que Mauricio Macri no iba a poder pagar las jubilaciones en el año 2017. Finalmente, en plena campaña electoral 2019, fue Axel Kicillof quien afirmó que la gestión K habia dejado una deuda que rondaba los U$S 200.000 millones, aproximadamente. La Pesada Herencia fue real.
Más allá de todos esos datos, un aspecto interesante de la información estuvo dado en algunos nombres de empresarios citados por Bonelli, todos ellos conocedores del plan de Cristina. Esos nombres eran los siguientes: Héctor Méndez, Ignacio De Mendiguren, Adrián Kauffman, Luis Betnaza, Cristiano Rattazi, Miguel Acevedo, Luis Sáenz Peña, Jaime Campos, Adelmo Gabbi, Jorge Brito y Carlos De La Vega. Curiosamente, a pesar de haber estado al tanto del desastre creado por C.F.K., estas personas mostraron un nivel crítico y de exigencia muy alto para con la gestión de Macri. Como si esta hubiese sido la responsable absoluta del difícil contexto vivido entre 2015 a 2019.
Lo más sorprendente del caso estuvo dado en lo siguiente: esos mismos empresarios, conocedores del Plan “Bomba”, apoyaron la elección del Frente de Todos, fuerza integrada por Cristina Kirchner como candidata a Vicepresidenta, ideóloga de la planificación mencionada. Actualmente, a casi un año de la asunción de los Fernández al poder, esos mismos hombres de negocios mantienen un silencio sepulcral ante la realidad económica.
El actual gobierno destruyó a la actividad económica en el país, estableció nuevos impuestos, se mostró dispuesto a avanzar contra la propiedad privada y a expropiar empresas, busca dominar a la Justicia y a garantizar su impunidad, etc. Básicamente, un contexto de país mucho más conflictivo que el vivido durante los cuatro años de Mauricio Macri pero que, llamativamente, no ha despertado un nivel de críticas y exigencias similar al expuesto tiempo atrás. ¿Por qué? La actitud empresarial argentina recuerda una frase de Desmond Tutu: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado opresor”.